lunes, 2 de febrero de 2009

Prisionero de la CIA


Por llevar barba y chilaba,

me llevaron prisionero,

a mear en un caldero,

me escupieron con su baba,

me metieron en un vuelo,

que cruzó ríos y mares,

que llegó a estos lugares.

 

Pero malvivo en el suelo,

de este infierno

sin consuelo,

siempre eterno.

 

El tiempo muere

por el día

y por la noche enferma.

No soy espía

pero trátanme como si fuere

asesino de la CIA.

 

Nunca tuve entre mis manos

ningún arma,

nunca cogí bomba alguna

ni cuchillo, ni machete,

sólo flores y consuelo.

 

Me cogieron prisionero,

los señores de la guerra

me vendieron con escarnio,

por millones del dinero,

que mancilla las conciencias

que manipula las almas

que compra las voluntades

de los pobres misioneros

prisioneros de “otra guerra”.

 

Ahora muero en esta isla,

sin saber si el tiempo pasa,

sin saber cuál es mi casa,

sin conocer mi sino,

sin compartir mi destino.

 

Rememoro verdes prados,

atardeceres oscuros,

oraciones en alfombras,

ojos verdes,

polvorientos andares,

mil hogares destrozados

por cien asquerosos ,

señores,

que viven rodeados de muerte

de los seres inocentes

que no viven sino mueren

en lugares alejados

en un mundo que no es de este mundo.

 

                                                      J. Ausín

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bonita, espero que pronto no tengas que escribir otra poesía sobre este tema.

Celemin dijo...

Muchas gracias por entrar y por comentar. Y gracias por tus palabras.