Por llevar barba y chilaba,
me llevaron prisionero,
a mear en un caldero,
me escupieron con su baba,
me metieron en un vuelo,
que cruzó ríos y mares,
que llegó a estos lugares.
Pero malvivo en el suelo,
de este infierno
sin consuelo,
siempre eterno.
El tiempo muere
por el día
y por la noche enferma.
No soy espía
pero trátanme como si fuere
asesino de la CIA.
Nunca tuve entre mis manos
ningún arma,
nunca cogí bomba alguna
ni cuchillo, ni machete,
sólo flores y consuelo.
Me cogieron prisionero,
los señores de la guerra
me vendieron con escarnio,
por millones del dinero,
que mancilla las conciencias
que manipula las almas
que compra las voluntades
de los pobres misioneros
prisioneros de “otra guerra”.
Ahora muero en esta isla,
sin saber si el tiempo pasa,
sin saber cuál es mi casa,
sin conocer mi sino,
sin compartir mi destino.
Rememoro verdes prados,
atardeceres oscuros,
oraciones en alfombras,
ojos verdes,
polvorientos andares,
mil hogares destrozados
por cien asquerosos ,
señores,
que viven rodeados de muerte
de los seres inocentes
que no viven sino mueren
en lugares alejados
en un mundo que no es de este mundo.
J. Ausín
2 comentarios:
Muy bonita, espero que pronto no tengas que escribir otra poesía sobre este tema.
Muchas gracias por entrar y por comentar. Y gracias por tus palabras.
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