martes, 10 de febrero de 2009

La luz me lleva

Al fin, padre, la luz me llega.

La hora de decirte adiós,

el momento de que el sufrimiento atroz

de paso a mi descanso eterno.

 

Es la hora, padre, de agradecerte

esa lucha mantenida,

el tesón, la voluntad rendida

a mi descanso eterno y no a mi suerte.

 

Es la hora, padre mío

de darte miles de gracias,

por dejarte tus ganancias,

en ponerle coto al pío.

 

Es la hora padre mío,

de que tronen las trompetas,

de truncar las pataletas

de acallar estúpidos y líos.

 

Es la hora, padre hermoso

de que los “equidistantes”

dejen libertad a los amantes,

dejen morir libremente,

se opongan a las torturas,

de que abran al fin sus mentes,

y  que acabe su locura.

 

Es la hora padre mío,

de saldar todas las cuentas,

de decirle a Don Benito

que su causa son las puertas

que les cierra a los gitanos,

 que su lucha está en barquitos

que comercian con humanos.

 

Es la hora, padre mío,

es la hora,

de bendecir nuestra causa,

que como inmensa espora

sembrará nuevos bríos

en nuestros buenos amigos

y dejará indefensos

a nuestros enemigos.

 

La luz me atrae, padre mío,

la luz me llega,

la luz me invade,

la luz me lleva….

J. Ausín

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Eluana= La luz me lleva. Una poesía cargada de emoción.

Celemin dijo...

Pues no sabía que el nombre significaba eso. Gracias.