Al fin, padre, la luz me llega.
La hora de decirte adiós,
el momento de que el sufrimiento atroz
de paso a mi descanso eterno.
Es la hora, padre, de agradecerte
esa lucha mantenida,
el tesón, la voluntad rendida
a mi descanso eterno y no a mi suerte.
Es la hora, padre mío
de darte miles de gracias,
por dejarte tus ganancias,
en ponerle coto al pío.
Es la hora padre mío,
de que tronen las trompetas,
de truncar las pataletas
de acallar estúpidos y líos.
Es la hora, padre hermoso
de que los “equidistantes”
dejen libertad a los amantes,
dejen morir libremente,
se opongan a las torturas,
de que abran al fin sus mentes,
y que acabe su locura.
Es la hora padre mío,
de saldar todas las cuentas,
de decirle a Don Benito
que su causa son las puertas
que les cierra a los gitanos,
que su lucha está en barquitos
que comercian con humanos.
Es la hora, padre mío,
es la hora,
de bendecir nuestra causa,
que como inmensa espora
sembrará nuevos bríos
en nuestros buenos amigos
y dejará indefensos
a nuestros enemigos.
La luz me atrae, padre mío,
la luz me llega,
la luz me invade,
la luz me lleva….
J. Ausín
2 comentarios:
Eluana= La luz me lleva. Una poesía cargada de emoción.
Pues no sabía que el nombre significaba eso. Gracias.
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