martes, 17 de febrero de 2009

¡Que hay de lo mío, D. Pío!









¡Que hay de lo mío, D. Pío!

Le decía un tratante a un político.

Lo suyo va muy fino,

y pronto obtendrá su beneficio.

 

Es una suerte, muy fuerte

que usted sea alcalde

y yo un negociante carente

de escrúpulos, Velarde.

 

Es una suerte, muy fuerte

que usted sepa de verdad,

dónde está la oportunidad,

¡señor negociante con suerte!.

 

Y, el partido ¿Cómo va?

Con su apoyo y con el mío

todo va divinamente,

encauzado y sonriente,

esperando que otro tío

sepa apreciar de verdad

el árbol al que se ha de arrimar.

 

Pues tengo un amigo, D. Pío,

que también es negociante,

que está parado un instante,

a la espera de oportunidad

y de político casual

que le de un soplo vital

a su pobre negocio boyante.

 

Pues dígale Ud. amigo

que contacte ya conmigo,

que yo se recompensar

a quien le pueda sacar

unos duros a mi cargo,

que no ponga reparos

a negocios poco claros

ni conciencia que escuchar,

ni lengua que pasear.

 

Claro, que debe estar claro

que no es gratis mi intervención,

pues mi cargo es poco largo

y cuando llegue su fin

debe estar solucionado

el futuro de los míos,

también el de mi cuñado,

y si me apura un poquito,

el de mi prima Asunción.


Y tenga también en cuenta,

que si le pillara hacienda,

yo no se nada, ni atiendo,

usted carga con todo el lío,

y yo, de lo suyo, ni pío.

 

La gaviota vuela alta,

es un ave carroñera,

poco dócil, traicionera,

muy bonita …

si la miras por fuera.

                   J. Ausín

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy ocurrente el último párrafo. No te quejes, que te leemos. Aunque no comentemos mucho.

SPJ

Celemin dijo...

Si es sólo por quejarme un poco. Ya sabes, por eso del ego...


Gracias a todos.