Quiero aislarme de esta vida
quiero esperar sin espera,
quiero ver que quién me cuida
me comprende y va a mi vera.
que el trabajador se esmera
en su trabajo y en su vida
y que el encanto no muera.
Quiero ver en la política
personas y no animales
a los que únicamente “les pica”
el poder y los anales.
Quiero ver
que se le quiten los males,
quiero que la gente rica
ayude con sus caudales.
Quiero que las dos españas
tenga un común destino,
que las gentes que la dañan
acaben su desatino.
Quiero un país de una España,
o diecisiete, o veintidós,
que se acabe ya la saña,
que aquí cabemos todos o no cabe ni dios.
Quiero ver que las monsergas
dan paso a la poesía,
que no hay moros ni cristianos,
que todos tenemos manos
y alegría
y ganas de mucha juerga.
Quiero que los hideputas
dejen de arrasar España,
que el solar ya no es suyo,
ni mío ni tampoco tuyo,
que es de todos, que es España,
y no de los chuloputas.
Quiero que carnets repartan
de hijoputa a la camorra,
que a gorrazos se les corra
que se les quite la honra
y que les digamos que hartan.
La camorra, la camorra
que se entorna defensora,
patriotas, pacotillas
dónde la vileza mora,
dónde viven las polillas
y de almas redentoras.
La camorra, la camorra
de camisa azul,
de pistola y de casaca,
de gorra roja y de tul
de mete pero no saca
de un añil nunca azul.
La camorra, la camorra,
que bajo palio recorre
iglesias y procesiones,
que no permiten que te borres
del censo de sus bribones.
La camorra, la camorra
que siempre quiere ordenar,
que no se deja mandar,
que dice lo que hay que hacer,
y a quién obedecer.
J. Ausín
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