me detengo a contemplar mi alrededor.
Un anciano, gitano él, junto a su hoguera
se refugia tristemente es su dolor.
La nostalgia, viene a él, aunque no quiera
y recuerda, siendo niño, el calor
y el cariño de su abuela y aquella era
con el carro, el fuego y su amor.
Era feliz en su vida de errante vagabundo
con su burro y su carro hojalatero
con su fuego y su perro moribundo
caminando por la tierra el día entero.
Ahora, piensa en algo muy profundo
que da vueltas en su cerebro fiero,
y se pregunta ¿Cuándo dejó de ver mundo?,
si le obligaron o fue un pacto sincero.
Se da cuenta y su ansiedad
hierve más y más su corazón
porque sabe que nunca más tendrá paz
hasta el día en el que pierda la razón.
Apagado ya en su soledad
piensa en revelarse y con razón
grita al aire ¡libertad!.
¡Libertad para él y su don!
J. Ausín 1983
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