Siempre me ha sorprendido
el discurso de los cuervos
que nunca están compungidos,
y nos dicen sus siervos.
Ante la desgracia o el despido,
aparece allí el gran cuervo
que nos dice reprimido:
“Hermano, dios lo ha querido”
Sus tabernas son oscuras,
y venden vino y miedo,
y charlas que pretenden ser puras
pero que sólo son enredo.
Sus condiciones son duras
para poder llegar al cielo,
la alegría y la ventura
son la causa de su infierno.
No te toques me decían
cuando era pequeñito
no te toques me decían
o te quedarás chiquito.
No te toques me alarmaban
no te toques en tus partes.
No te toques, me anunciaban
o ciego estarás el martes.
Si no haces lo que digo,
dios caerá sobre ti,
y su tremendo castigo
te hará un hombre infeliz.
Si los cuervos representan
lo que a todos nos ha de venir,
lo que estos representan
no me gusta, no me quiero redimir.J.Ausín 2009
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